jueves, agosto 21, 2008

Tardes de Té y Mezquitas

Estos lugares estan tan perdidos que a veces temo no encontrarme...
Mientras en el asfalto engravillado se bate una portentosa pelea de 6 o 7 chuchos, junto a mi, numerosos hombres de sol toman tranquilos el tipico té de estas tierras: dulce y con menta.
Parecen entretenerse viendo los colmillos ir y venir entre aullidos y ladridos. Cuando los perros hacen un alto, se dedican a mandar ordenes y recados a los crios, que acatan sin rechistar.
Y asi transcurre la tarde: conversaciones masculinas al ritmo del fuego lento del té, y ninyos con la piel de porcelana tostada corriendo calle arriba, calle abajo.

Y las mujeres, apenas una disgresion ( casi una DiosAgresion) en la calle. A menudo llevan un bebe o un ninyo pequenyo en una mano, y en la otra una buena explicacion para recorrer los dominios del hombre.
Me recuerdan a los espejismos del desierto, donde hace falta que se reunan determinadas situaciones ambientales para que aparezcan en tu paso.

Vagando a Talouine

Ayer colgue el telefono y tenia los lagrimales resecos por el sol. Protegido por el turbante pero danyado por otras partes. Sin dudarlo, como por instinto tome un taxi a un pueblo del atlas y me sentia un desaparecido, un ser derretido por el sol y la monotonia de las piedras del camino. Por la ventanilla, el viento arido del sahara abofeteaba con sus manos ardientes e invisibles mi cara reseca y cuarteada como la tierra en estas llanuras desoladas y sin consuelo. Como yo.

Alâh aparecia de tanto en tanto en el aire con forma de sonido proveniente de las mezquitas:
abandoné mi cuerpo errante en este coche de camino a Talouine, rozandose en cada curva con otros desaparecidos, insignificantes granos del desierto vagando por esta serpiente de asfalto
calcinante como el infierno. Entorno mis parpados al sol impasible e inevitable, verdadero astro rey que me obliga a contraer mi rostro como un penitente. Igual que mi corazon.

NOTA: no se donde estan los acentos en este teclado.